Virgen del Sábado Santo,
Madre mía desolada,
a tu Creador va este llanto
inherente a ser esclava.
Por ser Hora de la Madre,
soledad ensangrentada,
te acompaño por la tarde
y en la noche a tu morada.
Ya en tu Hijo transformada
desapareces del mundo,
para abrirle tu posada
y enderezar nuestro rumbo.
De San Juan eres María,
yo me incluyo en tu familia
como plegaria sencilla
que se ofrece en la vigilia.
Hoy los hombres tienen hambre
de Jesús Eucaristía,
ven María a consolarme
con tu Ser en poesía.
Soy tu sábado en espera,
desespero por la ausencia;
de tu cirio soy la cera
derretida por tu ciencia.
Ya mañana resucita,
nos rescata de miserias:
tu hijo Jesús nos invita
a fluir en sus arterias.
Voces en el tiempo. Martha Moreno.
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