Nuestro mundo actual ha perdido en gran parte el sentido del misterio. El mundo digital toma gran parte de nuestro tiempo y ha ido absorbiendo nuestro espíritu. La vida interior ha sido silenciada y constantemente estamos recibiendo información y ruido externo que nos va volviendo sordos a la voz de Dios y a su proyecto sobre nosotros.
El escritor estadounidense Julien Green (1900 – 1998) habló sobre esta realidad: “Hoy día, la gente ha perdido el sentido del misterio, ya no comprende el misterio. Toda la educación moderna tiene a armarnos contra la espiritualidad. Lo que hacen la televisión es matar la vida interior. Son el ojo del mundo exterior que se detiene en nosotros y quiere convertirnos en algo similar a él”. En nuestro tiempo ya no es sólo la televisión. El internet, las redes y las pantallas son elementos que nos han ido transformando en consumidores de ideologías, formas hedonistas de vivir y masificaciones. Se nos ha olvidado que “no somos del mundo” y que nuestra estancia en la tierra es un peregrinar a la Casa del Padre.
Hay un librito que me gustó mucho y trata también sobre este tema, pero de forma esperanzadora. Se llama: La suerte de haber nacido en nuestro tiempo y es del filósofo francés Fabrice Hadjadj. Él ha escrito sobre tecnología, corporeidad y salvación. Se convirtió al catolicismo en el año 1998. Les comparto estos fragmentos:
“Es una bendición el hecho de haber nacido en este tiempo y no en otro… Exige una esperanza por encima de toda nostalgia y de toda utopía. Si estamos aquí es que el Creador nos quiere aquí. Si vivimos en un tiempo de miseria, es que es un tiempo bendecido para la misericordia. Hay que derramar la presencia de Dios en todas las cosas… Para que las personas hipnotizadas por lo virtual y por el atomismo vuelvan a abrir su espíritu, es preciso empujarlas a trabajar con las manos, a tocar un instrumento musical, a desbastar una madera, a cultivar un huerto, a descubrir que los alimentos no aparecen por arte de magia en los estantes de los supermercados, y que la hierba no crece tirando de ella. Las exigencias de lo manual disipan los espejismos de lo digital. El verbo se hizo carne y se hizo carpintero”.
Como es año jubilar y quiero formar parte de ese grupo de peregrinos de esperanza al que estamos llamados, quise poner a prueba a Chat GPT con dos cuestionamientos. El primero fue preguntarle por un poema que por años había estado buscando. Se llama Jueves Santo y es de una escritora alemana, Annette von Droste-Hülshoff. Ese poema era de los preferidos del autor Ernst Jünger. La primera respuesta de Chat GPT fue que no me lo podía compartir porque estaba protegido por derechos de autor. Al seguirle preguntando, diciéndole que buscaba inspiración para Semana Santa y que era de los poemas favoritos de Jünger, cambió de postura y me dijo que era de dominio público y que le daba gusto mi interés por un trabajo profundo sobre Cristo como fuente de salvación. Sí me impresionó mucho que parecía que estaba verdaderamente conversando conmigo. El poema termina así:
“Verdaderamente, Tú eres el Salvador
que nos traes la paz.
Eres el redentor del mundo
que camina con nosotros hasta el fin”.
Mi segunda solicitud para Chat GPT fue un programa para vivir la Semana Santa con la Virgen María. Su respuesta fue clara, partiendo de la fe católica como yo se lo había solicitado y con muchas inspiraciones para la oración.
Mi conclusión de este ejercicio fue que, a pesar de que ciertamente el mundo digital está invadiendo nuestro interior con información excesiva, falsedades impuestas, ideologías y fragmentaciones, también tiene su parte positiva que podemos explorar con precaución para aprovechar estos medios, recordando a las personas el verdadero sentido de ser persona, del valor de la familia, de las virtudes, de la importancia de la vida en comunidad, de sabernos muy amados por Dios, de haber sido salvados y de que, como dijo Teilhard de Chardin: “No somos seres humanos en un viaje espiritual: somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”. La idea de practicar lo manual para disipar los espejismos de lo digital se me hizo muy importante. Tantas ventanas en nuestros navegadores nos impiden el recogimiento. Hay que tomar conciencia de esta realidad y buscar el silencio interior para escuchar a Jesús que nos invita a vivir con Él y con su Madre María esta Semana de Pasión, Muerte y Resurrección.
Voces en el tiempo. Martha Moreno
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