En cierta ocasión un joven me preguntó: “Padre, ¿puede un católico creer en la suerte?, porque yo he escuchado desde niño que muchas cosas en la vida pasan por la suerte, pero una vez oí a un predicador decir que un creyente no debe creer en la suerte, sino en la providencia de Dios, yo ya no supe qué pensar y por eso vine a preguntarle”, entonces yo le dije: “La Iglesia desalienta la creencia en la suerte, ya que esto lleva a la superstición y a alejarnos de la verdadera fe en la providencia de Dios. Los católicos debemos poner nuestra confianza en Dios y en su plan amoroso, y evitar prácticas que atribuyen poder a la suerte o al azar. La verdadera seguridad y protección de un creyente se encuentran en su fe y en su relación con Dios”.

La Iglesia Católica tiene una postura clara sobre la creencia en la suerte, que se relaciona con su enseñanza sobre la providencia divina y la superstición.

Enseñanza de la Iglesia sobre la Suerte y la Providencia

  • Providencia Divina: La Iglesia enseña que Dios tiene un plan para cada persona y que todo lo que sucede está bajo su providencia. Los católicos estamos llamados a confiar en Dios y en su plan para nuestras vidas, en lugar de confiar en la suerte o el azar.
  • Superstición: La creencia en la suerte puede caer en el ámbito de la superstición, que la Iglesia condena. El Catecismo de la Iglesia Católica dice: “La superstición es una desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede incluso afectar al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando atribuimos una importancia de algún modo mágica a ciertas prácticas, por otra parte, lícitas o necesarias”.
  • Fe y Razonamiento: La Iglesia alienta a los fieles a tener una fe bien formada basada en la razón y la revelación divina, y a evitar caer en prácticas supersticiosas que atribuyen poderes sobrenaturales a objetos o eventos de la vida cotidiana.

 

Aplicación en la Vida del Católico

  • Confianza en Dios: Los católicos debemos poner nuestra confianza en Dios en lugar de depender de la suerte. Esto incluye confiar en la oración, los sacramentos y la providencia divina en lugar de rituales u objetos que supuestamente traen buena suerte.
  • Discernimiento: Es importante discernir entre una actitud saludable de optimismo y esperanza, que está arraigada en la fe en Dios, y una creencia en la suerte que atribuye el control de los eventos a fuerzas impersonales o mágicas.
  • Actitud hacia lo Desconocido: Enfrentar lo desconocido con fe en la providencia de Dios, en lugar de buscar consuelo en prácticas supersticiosas, es un signo de madurez espiritual. Los católicos estamos llamados a aceptar que no podemos controlar todos los aspectos de nuestra vida, pero podemos confiar en que Dios cuida de nosotros.

La Iglesia exhorta a no creer en la suerte, porque esto lleva a la superstición y aleja a los fieles de la confianza en la providencia de Dios. Los católicos debemos poner nuestra confianza en Dios y en su plan amoroso, y evitar todo tipo de prácticas que atribuyen poder a la suerte o al azar. La verdadera seguridad y protección de un creyente se encuentran en su fe y en su relación con Dios. El cristiano no debe creer en la suerte, sino en la providencia divina y en la salvación de Dios, y que Dios quiere transformar la realidad venciendo al mal con el bien.

Hasta la próxima semana, si Dios quiere.

Pbro. Eduardo Michel Flores.