En una ocasión un joven me preguntó: “Padre, ¿cómo es mejor comulgar? ¿de rodillas o de pie? Porque el otro día hubo una discusión en mi familia sobre cuál era la mejor manera de comulgar, unos decían que de pie, otros que de rodillas, cada uno dio sus argumentos, pero a mí no me quedó claro, por eso mejor quise venir a preguntarle”, yo le respondí: “La enseñanza de la Iglesia dice que se puede comulgar de las dos maneras, lo más importante es el respeto y la reverencia que se le debe dar al Sacramento de la Eucaristía en el que está realmente presente Nuestro Señor Jesucristo. La costumbre en nuestro país ha sido, desde hace varias décadas, la de comulgar de pie y en la boca. Si las personas comulgan de pie, antes de recibir la eucaristía deben hacer una reverencia que exprese la fe de quien cree en la presencia real de Jesucristo en este sacramento. Ya sea de pie o de rodillas, lo importante al comulgar es la fe de quien comulga de que está recibiendo el Cuerpo de Cristo y lo expresa con piedad y devoción”.
El Concilio Vaticano II estableció un documento con las normas para celebrar la Misa. Ese documento dice: «Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo determine la Conferencia Episcopal. Cuando comulgan de pie, se recomienda que antes de recibir el Sacramento, hagan la debida reverencia, la cual debe ser determinada por las mismas normas».
La Instrucción Redemptionis Sacramentum, que trata del Sacramento de la Eucaristía, dice: «Cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohíba, debe ser admitido a la Sagrada Comunión. Por lo que no es lícito negar la Sagrada Comunión a un fiel, solo por el hecho de querer recibirla arrodillado o de pie».
Las indicaciones de la Iglesia son claras: es posible recibir la comunión de pie o de rodillas. Más allá de la postura corporal, lo importante es la actitud con la que nos acercamos a recibir la comunión. De pie, o de rodillas, según lo recomienden las circunstancias o lo desee el bautizado, lo que más importa es que quien comulga crea que recibe a Cristo, el Señor.
Para que un católico reciba adecuadamente el Cuerpo de Cristo, se le exhorta seguir las siguientes recomendaciones:
– Preparación espiritual: Antes de recibir la comunión, es conveniente prepararse espiritualmente con la participación en la Misa, con atención y devoción, la oración personal y el examen de conciencia. La preparación espiritual ayuda a recibir el sacramento de manera más consciente.
– Participación activa en la Misa: Participar en la Misa, escuchando las lecturas y la homilía, uniéndose a la oración de la comunidad. La comunión es el punto culminante de la celebración litúrgica, y una participación plena en la Misa fortalece la conexión con el misterio eucarístico.
– Reverencia: Acercarse a recibir la comunión con reverencia. Si la práctica de la comunidad es recibir la comunión en la mano, hay que extender la mano con respeto y fervor. Si la práctica comunitaria es recibir la comunión en la boca, hay que recibirla convenientemente. En ambos casos lo importante es hacerlo con fe y devoción.
– Agradecimiento: Después de recibir la comunión, hay que agradecer a Dios por el don de la Eucaristía. La acción de gracias es una parte esencial de la Eucaristía.
Reafirmemos nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y recibámosla con respeto y devoción.
Hasta la próxima semana, si Dios quiere.
Pbro. Eduardo Michel Flores.
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