Hoy les comparto la vida de un hombre del siglo XX que fue marcado por el misterio del Adviento y el significado de la Navidad. Alfred Delp (1907-1945) fue un sacerdote jesuita alemán, cuyo compromiso con su vocación y con la libertad lo llevó a la muerte bajo el régimen nazi, acusado de alta traición por participar en discusiones en contra del Nacional Socialismo.
La infancia del Padre Delp fue muy feliz. Fue bautizado católico, aunque también recibió educación luterana. Estando en el Noviciado Jesuita entró en la búsqueda del sentido profundo de la Navidad y escribió una obra de teatro a la que le dio el nombre de Adviento Eterno. Entre sus personajes incluyó a soldados muertos, a mineros atrapados tratando de volver a la superficie después de un colapso y a un sacerdote trabajador. Encontró en el nacimiento del niño Jesús la respuesta al deseo que tienen todos los seres humanos de ser liberados de los extremos de la condición humana. Con el apoyo de los teólogos Karl Rahner y Hans Urs Von Balthasar, escribió un libro con la propuesta de una sociedad alternativa a la que estaban construyendo los nazis. La Gestapo no permitió su publicación.
Ya sacerdote, Alfred Delp inició su ministerio en la Iglesia de San Jorge en Munich. Ofreció ayuda pastoral a toda su comunidad, apoyó en la reconstrucción de casas dañadas después de los bombardeos y ayudó a muchos judíos con comida y dinero para que pudieran escapar a Suiza. Se convirtió en miembro de un grupo de resistencia. El 28 de Julio de 1944 fue arrestado al terminar una misa y fue llevado a Berlín. Uno de los agentes que lo arrestó había sido su compañero de escuela.
Durante su encarcelamiento escribió cartas y meditaciones. El tema del Adviento lo condujo a entender a fondo su vocación: Invitar a restaurar el orden divino y proclamar la presencia de Dios. Para Delp, la única esperanza del hombre era la de responder a su necesidad interior de verdad, con una lucha por recuperar su libertad espiritual. Sentía que el hombre tenía que aprender a escuchar su voz interior. Los hombres le habían dado la espalda a Dios y por eso sus vidas se habían vuelto fragmentadas y vacías.
El monje Thomas Merton se dio a la tarea de analizar los escritos de prisión del Padre Delp. Encontró en esas meditaciones un diagnóstico penetrante de una sociedad devastada y sin fe, en la que el hombre perdió humanidad por haberse negado a creer en Dios. Algo que me pareció muy importante fue la conclusión de Alfred Delp de que cuando el hombre ya no tiene convicciones apasionadas y sólo se centra en su propia alienación, se vuelve destructivo, negativo y violento. Pierde la compasión y la interioridad. Eso lo seguimos viendo en nuestro tiempo.
El Padre Alfred Delp fue juzgado el 11 de enero de 1945 y condenado a la horca por alta traición. El tribunal no lo encontró culpable de participar en un complot para matar a Hitler, pero su dedicación al Círculo de Kreisau (resistencia), su trabajo como sacerdote jesuita, y su visión cristiana del mundo, fueron elementos suficientes para condenarlo. Fue ejecutado el 2 de febrero de 1945 en la prisión de Plotzensee.
Les comparto algunas ideas del Padre Delp que nos pueden servir como impulsos hacia Dios en este Adviento:
- El hombre tiene que reconocer su amargura para poder darse cuenta de la importancia del Adviento. El Adviento es para despertar. La humanidad es sacudida para que pueda encontrar la Verdad. La primera condición para un fructífero Adviento es la total rendición, el abandono en Dios. En este tiempo hay mensajeros de Dios que debemos recibir con hospitalidad. Los momentos de gracia están ligados a la restauración del orden genuino y natural de la Verdad que está en Dios.
- Debemos aceptar el sufrimiento y la felicidad abriéndonos a Dios para recuperar sentido, dirección, dignidad y misión.
- La Virgen María es la más consoladora figura del Adviento. Que Dios haya querido volverse el hijo de una madre humana; que el vientre de una mujer se haya santificado como templo sagrado y tabernáculo para el Dios vivo, es una maravilla que nos hace entender el propósito total del universo y el cumplimiento de todo lo esperado.
- Las personas que insisten en que todo depende de su propia visión del mundo y de sus propias ideas están perdidas. El camino de la salvación en el mundo es el camino del Salvador. No hay otro camino.
- Los humanos necesitan convertirse parea poder entrar en un estado de felicidad. Tienen que reorientar totalmente su existencia. No lo pueden hacer sólo con su esfuerzo. Necesitan primero recuperar su libertad haciendo a un lado su autosuficiencia, aislamiento y arrogancia. Una vez recuperada su intimidad con Dios contarán con recursos infinitos para una nueva visión de la realidad y de la felicidad.
Aprendiendo del Padre Alfred Delp, le pido a Dios que en este tiempo de Adviento nos ayude a escuchar su Voz en nuestro interior que nos invita a la libertad espiritual, a la conversión y a la preparación de su venida como misterio de amor y salvación.
VOCES EN EL TIEMPO
MARTHA MORENO
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