En su libro Cartas a un joven poeta, Rainer Maria Rilke escribe a Franz Xaver Kappus: “Sea paciente con todo aquello que todavía no está resuelto en su corazón, y trate de amar a sus propias preguntas como a aposentos cerrados, como a libros escritos en un idioma muy extraño. No busque ahora respuestas, no se le pueden dar porque no las podría vivir, y de eso se trata, de vivirlo todo. Por el momento, no viva sino sus preguntas. Viviéndolas, tal vez un día, casi sin darse cuenta, llegue a las respuestas”. A partir de estos consejos, plasmo algunas de mis preguntas como súplicas en lenguaje poético.

PLEGARIAS

¿Quién responde por niños olvidados

que son presa de un cosmos fragmentado?

¿Quién absorbe las faltas del pasado

ocultas en cajones descuidados?

 

¿Cómo dar esperanza al desdichado

si no quiere aceptar su fuero interno

que clama por amor hacia lo eterno

buscando un aire menos maltratado?

 

Preguntas que se lanzan en un vuelo

son plegarias repletas de cariño,

ofrendas por un tiempo envejecido

que suspira por asilo en el cielo.

 

¿CÓMO SE NOS OLVIDÓ EL CIELO?

¿Qué ocurrió entre generaciones

en un arrebato inconsciente

desencadenando inversiones

de lo más valioso en la mente?

 

¿Dónde surgió el sometimiento

que llevó a intoxicar el alma,

manipulando su elemento

impulsor de verdad que sana?

 

¿Cómo se nos olvidó el cielo

por creencias falsas e intentos

de materializar el miedo

a la soledad del momento?

 

La altura perdió la mirada

del hombre atrapado en el tiempo,

adicto a la técnica inflada

y al automatismo moderno.

 

Los seres partieron su nada

quedando confusos por dentro

con oro, pero sin tonada

que los condujera hacia el centro.

 

En vísperas de grandes fiestas,

hoy pido a la Virgen María

las llaves de la angosta puerta

del gozo de Dios en la vida.

VOCES EN EL TIEMPO. Martha Moreno.