Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
¡ Entregarte a mí no significa ni inquietarte, ni estar amargado, ni perder la esperanza, ni tampoco significa ofrecerme una oración pidiéndome que la siga y transformar la preocupación en oración !
Está en contra de esta entrega, profundamente en contra: la preocupación, el estar nervioso y pensar en las consecuencias de todo. Es como la confusión que sienten los niños cuando le piden a su madre atender a sus necesidades y luego intentan ocuparse de esas necesidades por sí mismos con el fin de que sus intentos se entrometan en las acciones de su madre.
Rendirse significa cerrar plácidamente los ojos del alma, rechazar los pensamientos de tribulación y ponerte bajo Mi cuidado para que sólo yo actúe, diciéndome “Ocúpate Tú, Jesús”.
Oh Jesús, yo me rindo a Ti, me abandono en Ti, ¡ocúpate de todo! (Repítelo 10 veces)
María, Madre mía, soy tuyo ahora y siempre. A través de ti y contigo, siempre quiero pertenecer completamente a Jesús. Amén.
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