Hace poco tiempo una joven me preguntó: “Padre, ¿Qué son las parejas TIL y qué dice la Iglesia sobre ellas?”, entonces yo le respondí: “Las ‘parejas TIL’, es un término no oficial que se usa para hablar de relaciones afectivas o sexuales entre más de dos personas (Tríos o Parejas Íntimas Libres), o entre personas que mantienen vínculos no exclusivos ni comprometidos en el sentido tradicional. En otras palabras, se refiere a tríos o relaciones abiertas, donde no hay fidelidad permanente ni compromiso matrimonial”.
Este tipo de relaciones se presenta muchas veces como una forma moderna, libre y consensuada de vivir el amor. Pero ante esta realidad, muchos se preguntan: ¿qué piensa la Iglesia de esto? ¿No es bueno todo lo que se hace con el consentimiento mutuo? ¿No son válidas todas las formas de amor?
¿Qué dice la Iglesia sobre estas formas de relación?
La Iglesia, con la sabiduría que brota del Evangelio y de siglos de experiencia humana, afirma que no toda forma de relación es buena solo por ser deseada o aceptada por quienes la viven. El amor auténtico no se mide solo por el deseo o la emoción, sino por la verdad del don de sí, por el respeto a la dignidad del otro y por su apertura a la vida.
La Iglesia no aprueba las relaciones tipo “TIL”, por varias razones doctrinales, morales y antropológicas. A continuación, se explican las razones principales:
- La visión cristiana del amor humano
La Iglesia enseña que el amor humano, en su forma más plena, se realiza en el matrimonio entre un hombre y una mujer, como una donación total, exclusiva y fiel, abierta a la vida.
“El amor conyugal comporta una totalidad en la que entra todo el ser: llamada del cuerpo y del instinto, fuerza del sentimiento y de la afectividad, aspiración del espíritu y de la voluntad” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1643).
- La unidad y la fidelidad
- El matrimonio cristiano implica unidad (una sola pareja) y fidelidad (para toda la vida), como reflejo del amor entre Cristo y su Iglesia (Ef 5,25-33).
- Las relaciones TIL, por su propia definición, rompen esa unidad y exclusividad, que son esenciales para la alianza matrimonial.
- Dignidad de la persona y del cuerpo
- La sexualidad, para la Iglesia, no es solo una función biológica o un placer consentido, sino una realidad profundamente personal y espiritual, llamada a expresar amor y entrega.
- Las uniones múltiples, abiertas o no exclusivas, tienden a cosificar a las personas, a hacerlas sólo un objeto de placer, o reducir la sexualidad a un disfrute sin compromiso.
- Implicaciones éticas y sociales
- La Iglesia también advierte que este tipo de relaciones pueden dañar la estabilidad emocional, la educación de los hijos, y la estructura social.
- No basta el consentimiento mutuo para que algo sea moralmente bueno; debe respetar la verdad del amor humano según el plan de Dios.
- Acompañamiento pastoral
Aunque rechaza estas formas de unión como incompatibles con la moral cristiana, la Iglesia no condena a nadie, sino que llama a:
- Discernimiento, diálogo y conversión del corazón.
- Acompañamiento pastoral en la verdad y la misericordia.
- Recordar que toda persona es amada por Dios y está llamada a una vida plena, libre y verdadera.
La Iglesia acompaña a todos con paciencia en el camino del discernimiento y la conversión. Todos estamos llamados a descubrir y vivir el amor como don, como entrega verdadera, como camino de santidad.
Hasta la semana que viene, si Dios quiere.
Pbro. Eduardo Michel Flores.
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