En una ocasión un joven me preguntó: “Padre, cuando una persona muere ¿es obligatorio celebrarle una Misa de Cuerpo Presente?”, yo le respondí: “¿Por qué me preguntas eso?”

– “Es que tengo un amigo cuyo papá acaba de morir, y como él sabe que yo soy cercano al templo me hizo esa misma pregunta porque su papá se contagió de COVID y estuvo luchando varios meses contra las secuelas de esa enfermedad y ahora que murió su cuerpo quedó muy maltrecho y deteriorado por ese mal y sus consecuencias, y él quería saber si era obligatorio que se le celebrara Misa de Cuerpo Presente o si podían incinerarlo primero y hacer después una Misa con sus cenizas”.

Yo le respondí: “La decisión de celebrar u omitir la Misa para los funerales de una persona se toma siempre de acuerdo con la familia, es decir, la celebración de la Misa de Cuerpo Presente no es obligatoria, se puede realizar o no, lo importante es que no falte un rito exequial, en el que se encomiende el alma del difunto a Dios, para que le conceda su eterno descanso. Cuando la familia tiene una razón válida, como en este caso, para que no se lleve a cabo la Misa de Cuerpo Presente, entonces lo que se hace es celebrar Misa con las cenizas y acompañar a la familia con la oración de la Iglesia”.

Hay motivos graves que pueden impedir la celebración de una Misa de Cuerpo Presente, por ejemplo, si el fallecimiento de una persona ocurrió por COVID o una enfermedad altamente contagiosa, las autoridades sanitarias disponen que los cuerpos de los recién fallecidos sean inmediatamente incinerados, debido al grave riesgo de contagio, por lo que una Misa de Cuerpo Presente es, en esos casos, casi imposible.

La Iglesia recomienda vivamente, siempre que se pueda, celebrar la Misa de Cuerpo Presente: «La celebración de la Misa en el interior del rito exequial representa el signo más expresivo de las exequias cristianas, por cuanto conecta sacramentalmente la muerte del cristiano con el misterio pascual de Cristo. Con todo, la celebración eucarística no aparece nunca como elemento necesario e imprescindible», de lo cual resulta que no es obligatorio celebrar Misa de Cuerpo Presente.

El Ritual que la Iglesia ha publicado para celebrar las exequias prevé una liturgia exequial fuera de la Misa que es celebrada cuando no es posible celebrar la Misa o no se considera conveniente su celebración. Y se celebra en una Iglesia, o en la funeraria, o en la casa del fallecido, o en la capilla del cementerio. Como nos enseña nuestra fe se pueden ofrecer oraciones, sacrificios y Misas por los difuntos, para que su alma sea purificada de sus pecados y puedan entrar en la gloria a gozar de la presencia de Dios. En la Biblia encontramos el fundamento de esta práctica, en el segundo libro de los Macabeos se narra que Judas Macabeo, después del combate, en el que murieron muchos de sus hombres, hizo una colecta y reunió dos mil dracmas para que en el Templo de Jerusalén se ofrecieran sacrificios por los pecados de los caídos en la batalla, y dice la Escritura que obró con gran rectitud y nobleza, pues esperaba la resurrección de sus compañeros y por eso quiso que se orara por el perdón de sus pecados. En el mismo pasaje se dice que orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados es una acción santa y conveniente. Una obra de misericordia espiritual es orar por los difuntos, practiquémosla.

Que Dios los bendiga, nos leemos la próxima semana.

Pbro. Eduardo Michel Flores.