A principios de este año, la Iglesia nos invitaba a que nos uniéramos en oración bajo la intercesión de María, por tres cosas en particular: Por la vida, para evitar que millones de niños siguieran siendo asesinados por el aborto. Por la unión de las familias, al ver la gran desintegración familiar que se está viviendo. Por la Iglesia y la conversión.
A las pocas semanas de esta invitación, aparece en el mundo la pandemia del Covid 19. Muchos lo han interpretado como un castigo de Dios por la situación moral del mundo, bajo mi opinión muy personal, me parece que Dios ha escuchado nuestras oraciones. Las familias se encuentran más cerca que nunca, conviviendo en sus casas como no sucedía desde hacia mucho tiempo. Sobre la oración por la vida, la OMS, maneja datos alarmantes de dos millones de abortos cada mes en el mundo, es decir, 25 millones cada año, práctica que se ha detenido por esta pandemia, dejando como resultado hasta este momento mas vidas que muertes. Y en el mundo a causa del miedo y la incertidumbre por esta apocalíptica enfermedad, parece retornar a los valores, a la oración y la vida espiritual, provocando innumerables conversiones. Es verdad que en este tiempo de cuaresma, la Iglesia ha cerrado sus templos en solidaridad a las autoridades, pero también es verdad que se está haciendo presente de forma especial y sin precedentes fuera de los templos, rezando e impartiendo los sacramentos en las calles, y entrando a los hogares a través de las redes sociales, alcanzando así a mucha gente que no se paraba en las iglesias pero se mantiene cerca de sus celulares. Me pregunto… ¿de que otra forma hubiera sido posible todo esto que esta pasando, si no hubiese aparecido esta pandemia ?. Sin duda son cosas que nos deben llevar a reflexionar.
Por mi parte, le pido a Dios, que me de la fe, la fuerza y la entereza suficiente para afrontar y estar a la altura de los acontecimientos que hoy estamos viviendo, saber mirar la luz detrás de los cielos nublados que cubren toda la tierra, que sin precedentes están uniendo al mundo como nunca se había visto en la historia de la humanidad.
Esta pandemia, nos hace la invitación a “Mirar al Cielo”, y descubrir la bondad de Dios nuestro Salvador; mirar cielos azules y despejados por venir. si navegamos confiados por mares llenos de esperanza cruzando estos vientos de tempestad con Jesús en nuestra barca, como bien lo dijera el Papa Francisco, durante la bendición al mundo con motivo de esta pandemia. Rememos juntos entre las olas mar adentro, navegando en compañía del creador de todas las cosas, y recuperemos el rumbo que habíamos perdido. No dejemos pasar estos vientos de tormenta y tempestad, que nos llevaran a mares tranquilos y puertos donde nos espera la auténtica y verdadera felicidad.
Antonio Peláez / Momentos 2NTV
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