Una vez una señora me preguntó: “Padre, si un católico se deja bautizar por un miembro de una secta cristiana, ¿Qué pecado comete?”, yo le respondí: “Comete un pecado grave contra la fe, concretamente un pecado de sacrilegio y de apostasía práctica”.

Veamos por qué:

  1. El Bautismo sólo se recibe una vez.

Según la doctrina de la Iglesia, el Bautismo imprime un carácter indeleble, una marca espiritual que nunca se borra (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1272). Por tanto, quien ya ha sido bautizado válidamente no puede volver a ser bautizado, porque sería negar la eficacia del sacramento recibido y la fidelidad de Dios a su promesa.

  1. Un “rebautismo” implica desprecio al Bautismo católico.

Dejarse bautizar de nuevo equivale a decir que el Bautismo recibido en la Iglesia Católica no valió, o fue insuficiente. Eso significa rechazar un sacramento instituido por Cristo y negar la fe de la Iglesia. Por eso se considera un acto de herejía o apostasía, según la intención y conciencia del que lo hace.

  1. Además, se incurre en sacrilegio.

El sacrilegio es el uso indigno o profanación de algo sagrado (cf. CIC, n. 2120). Pretender repetir un sacramento que solo puede recibirse una vez constituye una ofensa grave a Dios y a la santidad de los sacramentos.

  1. Efectos morales y canónicos.

Un católico que conscientemente se hace bautizar en una secta rompe su comunión con la Iglesia, y debe reconciliarse mediante el Sacramento de la Penitencia, manifestando su arrepentimiento. Si, además, se adhiere formalmente a las doctrinas de esa secta, incurre en apostasía, que es un delito canónico.

  1. ¿Qué debe hacer quien lo hizo?

Si alguien ha caído en ese error por ignorancia o confusión, debe acudir a confesarse, renunciar a la falsa creencia y renovar su fe en el único Bautismo. No necesita “revalidar” nada: su Bautismo católico sigue siendo plenamente válido.

En resumen:

Un católico que se deja bautizar por una secta comete pecado grave contra la fe —un acto de sacrilegio y de ruptura con la Iglesia—, porque el Bautismo solo se recibe una vez y su validez no depende del ministro, sino de Cristo mismo. La reparación consiste en arrepentirse, confesarse y perseverar fielmente en la Iglesia Católica.

Sin embargo, si un católico se deja bautizar por un cristiano por ignorancia y sin intención de apostasía, es decir, sin querer rechazar su fe católica ni la Iglesia. En ese caso, su acción no constituye un pecado grave formal, ya que falta la plena advertencia y consentimiento necesarios para que haya pecado mortal.

  • Desde el punto de vista pastoral
  • El sacerdote o director espiritual debería ayudarle a comprender que el bautismo es único e irrepetible, y que el “nuevo bautismo” no tiene ningún efecto, sino que más bien puede dar lugar a confusión.
  • Se puede recomendar una renovación consciente de las promesas bautismales y una confesión sacramental, no porque el “bautismo nuevo” haya sido pecado en sí mismo, sino para fortalecer su comunión con la Iglesia y expresar el arrepentimiento por cualquier imprudencia o error.
  • En síntesis
  • No incurre en pecado grave un católico que se deja bautizar por un cristiano si actuó por ignorancia y sin mala intención.
  • En dado caso el segundo bautismo es inválido y no confiere la gracia.
  • El católico que actuó así se debe instruir en la fe y reafirmar su pertenencia a la Iglesia Católica.

Hasta la semana que viene, si Dios quiere.

Pbro. Eduardo Michel Flores.