Una vez una joven me preguntó: “Padre, ¿Qué son las parejas DADT y qué dice la Iglesia sobre ellas?, porque el otro día escuché en las noticias que se están poniendo de moda las parejas DADT, y yo, como no sé qué es eso, decidí venir a preguntarle”, entonces yo le dije: “Una pareja DADT (del inglés Don’t Ask, Don’t Tell, “no preguntes, no digas”) es aquella en la que uno o ambos miembros permiten relaciones sexuales fuera de la relación principal, pero sin hablar de eso entre ellos. Es decir, hay una especie de acuerdo tácito o explícito de no preguntar ni informar sobre actividades sexuales extramaritales o extraconyugales. Este tipo de relación se da en ambientes donde se aceptan formas de relación no monógamas o abiertas, pero con el límite de no compartir detalles para mantener la estabilidad emocional”.
¿Qué dice la Iglesia sobre estas relaciones?
La Iglesia enseña que:
- La sexualidad tiene un lugar propio dentro del matrimonio entre un hombre y una mujer, y está orientada a la unidad de los esposos y a la procreación (Catecismo de la Iglesia Católica 2360-2363).
- Las relaciones sexuales fuera del matrimonio, incluyendo relaciones abiertas como las DADT, son objetivamente desordenadas, ya que separan el acto sexual de su contexto natural de donación total, fidelidad y apertura a la vida.
- La fidelidad es una expresión del amor verdadero, no solo un deber externo, y es vista como reflejo del amor fiel de Dios por su pueblo y de Cristo por su Iglesia (Ef 5,25-33).
- En cuanto a la vida moral, la Iglesia insiste en que cada persona está llamada a vivir la castidad según su estado de vida, y que la sexualidad no puede reducirse a una experiencia privada sin consecuencias morales.
Las relaciones DADT, al promover una permisividad sexual sin comunicación ni compromiso dentro de la pareja, se oponen al ideal cristiano de amor conyugal basado en la entrega total, la fidelidad, y la apertura al otro. Por tanto, la Iglesia no las aprueba y llama a todos los fieles a vivir una vida sexual ordenada, en el contexto del amor verdadero y el respeto mutuo, según la vocación personal de cada uno.
¿Cómo acompañar a personas que viven o han vivido relaciones tipo DADT?
Muchas veces, las personas no buscan vivir relaciones abiertas o sin fidelidad por simple egoísmo, sino como consecuencia de heridas afectivas, inseguridad, miedo al compromiso, presiones culturales o soledad. Desde una perspectiva pastoral, el acompañamiento debe ser:
- Con comprensión, no con condena
«La Iglesia no está en el mundo para condenar, sino para permitir el encuentro con ese amor visceral que es la misericordia de Dios» (Evangelii Gaudium, 114).
– Escuchar sin juzgar.
– Entender qué hay detrás del estilo de relación elegido.
– Reconocer la dignidad de la persona y su deseo de amar y ser amado.
- Anunciar la verdad del amor
– Proponer, con ternura, pero con claridad, que el amor verdadero implica fidelidad, transparencia y comunión profunda, no una separación entre cuerpo y corazón.
– Ayudar a descubrir que el plan de Dios para el amor humano no es represión sino plenitud.
- Ofrecer caminos de conversión y reconciliación
– Invitar a una revisión de vida a la luz del Evangelio.
– Fomentar el crecimiento en castidad, comunicación auténtica y discernimiento del proyecto de vida.
– Acompañar con los sacramentos, especialmente la confesión y la Eucaristía, cuando sea posible.
El amor conyugal cristiano está llamado a reflejar el amor redentor de Cristo: fiel, entregado y sacrificial.
Hasta la próxima semana, si Dios quiere.
Pbro. Eduardo Michel Flores.
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