En cierta ocasión una joven me preguntó: “Padre, ¿Qué es el ayuno eucarístico? Porque un día escuché a un sacerdote decir que antes de comulgar debemos preguntarnos si observamos el ayuno eucarístico; yo, como no sabía lo qué era, dudé, aunque finalmente comulgué, pero como aún tengo la duda, por eso quise venir a preguntarle”. Yo le respondí: “El ayuno eucarístico consiste en no comer alimento por lo menos una hora antes de recibir la comunión, por respeto al cuerpo y a la sangre de nuestro Señor Jesucristo”.
Una de las condiciones para recibir la comunión dignamente es observar el ayuno eucarístico, que es una de las formas que tradicionalmente ha practicado la Iglesia para prepararse convenientemente a recibir a Jesucristo, pan de vida.
Recordemos que el Jueves Santo, el banquete y la Eucaristía estuvieron unidos en las horas previas a la pasión del Señor; es decir, el Señor instituyó la Eucaristía en la Última Cena, que era el banquete pascual de la Pascua judía. En consecuencia, la Eucaristía se celebró en un primer momento como continuación y conclusión de un banquete.
Pero luego se consideró oportuno separar el banquete de la Eucaristía, insertando un periodo de tiempo conveniente, dando así lugar al ayuno eucarístico, como preparación adecuada para comulgar.
Para recibir la Eucaristía, los fieles deben de abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida desde, al menos, una hora antes de la sagrada comunión. A esto se le conoce como ayuno eucarístico, y tiene como fin prepararse de forma corporal al encuentro con Cristo.
En cuanto a si hay alguna excepción respecto a lo que se puede comer sin quebrantar el ayuno, se permite beber agua y medicinas. Y en cuanto a las personas dispensadas del ayuno eucarístico, los enfermos o las personas de edad avanzada, y quienes los cuidan, pueden recibir la santísima Eucaristía, aunque hayan tomado algo en la hora anterior. También puede tomar algo el sacerdote que celebra más de una misa al día antes de la segunda o tercera misa.
Este ayuno se debe observar «al menos» una hora antes de comulgar, ya sea que se comulgue dentro o fuera de la Misa. En la Edad Media el ayuno eucarístico abarcaba desde la media noche anterior, el Papa Pío XII lo redujo a tres horas y el Concilio Vaticano II lo redujo a una hora.
El ayuno eucarístico no ha pasado de moda, como algunas personas creen. Es una práctica que por su importancia sigue teniendo su vigencia y su valor. El ayuno eucarístico es una disposición jurídica; no es una norma opcional, como tampoco es un simple consejo o una práctica piadosa.
El tiempo del ayuno eucarístico, en caso extremo, se abrevia a un cuarto de hora aproximadamente única y exclusivamente para:
1) Los enfermos que residan en hospitales o en sus domicilios, aunque no guarden cama.
2) Los fieles de edad avanzada, que por su ancianidad no salen de casa o están en asilos.
3) Las personas que, por trabajo, tienen que estar al cuidado constante de los enfermos y personas mayores.
4) Los familiares que están al servicio de los enfermos y ancianos, siempre que no puedan guardar el ayuno de una hora.
El ayuno eucarístico sirve: «Para prepararse convenientemente a recibir este sacramento, los fieles deben observar el ayuno prescrito por la Iglesia. Por la actitud corporal se manifiesta el respeto, la solemnidad, el gozo de ese momento en que Cristo se hace nuestro huésped» (Catecismo, 1387).
Apreciemos y valoremos el ayuno eucarístico.
Dios los bendiga, hasta la próxima semana.
Pbro. Eduardo Michel Flores.
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