Hace poco llegó una joven al confesionario y después de confesarse me preguntó: “Padre, ¿Por qué la Iglesia discrimina a las mujeres?”, yo le pregunté: “¿Por qué dices eso? ¿Tú has visto que eso suceda?”, ella me respondió: “Lo digo por lo que yo he visto”, yo le pregunté: “A ver, dime ¿Qué cosas has visto que te llevan a pensar que la Iglesia discrimina a las mujeres?”, ella me respondió: “Pues yo veo que en la Iglesia solo se admiten hombres como candidatos para el sacerdocio, solo he visto hombres como sacerdotes, obispos, cardenales y papas, nunca he visto ni he sabido que a una mujer le estépermitido desempeñar esos cargos, eso me parece que es discriminación, porque le aseguro que hay mujeres muy inteligentes y capaces que podrían realizar esos servicios incluso mejor que los hombres en muchos casos”, entonces yo le respondí: “Mira, estoy de acuerdo contigo en que hay muchas mujeres inteligentes y capaces que podrían desempeñar ministerios en la Iglesia que solo hacen los hombres, y no dudo que incluso en muchas ocasiones lo podrían hacer mejor, pero la ley de la Iglesia que dispone que solo a los varones se les permita acceder al sacerdocio no tienen para nada un carácter discriminatorio, no están basadas en una infravaloración de la mujer respecto al varón, más bien su sustento es otro”, ella me interrumpió y me preguntó con insistencia: “Y ¿Cuál es?”, yo le dije: “En la Iglesia existen diversas disposiciones, pero fundamentalmente se pueden dividir en dos grupos: leyes divinas y leyeseclesiásticas, las primeras no las podemos cambiar, porque dependen de Dios, nosotros no podemos opinar o decidir por ejemplo, si queremos observar los diez mandamientos o no hacerlo, o si queremos observar el ‘mandamiento nuevo’ que Jesús nos ha dejado o no hacerlo, porque la ley divina es intocable y no se puede cambiar o modificar, no se le puede añadir o quitar nada; existen, por otro lado, leyeseclesiásticas, son disposiciones que la Iglesia ha creado para darle orden a su vida interna, como por ejemplo las normas acerca de la edad y requisitos para recibir los sacramentos, eso puede cambiar de acuerdo a las circunstancias de cada época, así por ejemplo, en otro tiempo, no hace mucho, el Sacramento de la Confirmación se recibía apenas unos meses después de nacer y hoy se pide como requisito haber cumplido doce años para poder recibirlo. El Sacramento del Orden Sacerdotal entra dentro de la leyes divinas, es decir, es de institución divina que solo varones recibieron de manos de Jesús el Sacramento del Orden Sacerdotal, no había mujeres en el grupo de los Doce Apóstoles que Jesús eligió, solo hombres, y no porque no hubiera mujeres capaces o porque Jesús discriminara a las mujeres, nadie como Jesús valoró a la mujer en aquel tiempo, sin embargo, solo llamó como discípulos a varones y solo a varones escogió como apóstoles, a ellos confirió el Orden Sacerdotal el Jueves Santo, así lo dicen los evangelios y así lo ha observado a lo largo de los siglos la Sagrada Tradición de la Iglesia, y eso no ha sido por decisión humana, sino por voluntad divina, por eso la Iglesia desde el comienzo solo ha ordenado a varones como sacerdotes u obispos, y solamente ha elegido a hombres como cardenales y papas, y no es algo que podamos cambiar, porque lo que ha sido establecido por Jesús no se puede modificar en modo alguno”, entonces ella me dijo: “Padre, le agradezco mucho que me haya explicado estas cosas, porque la verdad en parte por prejuicios basados en lo que repiten hasta el cansancio los medios y en parte por mi visión distorsionada de la realidad, creía ciegamente en eso que oía una y otra vez y que según yo había confirmado con mis visitas a la Iglesia, pero ahora me doy cuenta de cuán equivocada estaba, muchísimas gracias”.

Es lamentable constatar que muchas personas cuestionan a la Iglesia por su forma de actuar sin conocer las verdaderas razones que la motivan a hacerlo, es muy frecuente hoy en día que jóvenes y adultos crean ciegamente lo que dicen los medios acerca de la Iglesia, pero no se toman el tiempo de investigar o preguntar a personas de Iglesia que podrían aclarar sus dudas razonablemente. Si tenemos una duda sobre la vida de la Iglesia lo mejor es que acudamos a un sacerdote y le preguntemos a él, seguramente él nos aclarará nuestras dudas.

Si Dios lo permite, nos leemos la próxima semana.

Pbro. Eduardo Michel Flores.