Un día un señor me preguntó: “Padre, ¿Es obligatorio creer en el infierno y que hay alguien en él? Porque me cuesta trabajo creer en el infierno, y más aún creer que hay alguien en él, porque eso contradice a un Dios misericordioso”, yo le dije: “La existencia del infierno es un dogma de fe y una enseñanza clara en la Sagrada Escritura y en el Magisterio de la Iglesia. Jesús mismo habla del infierno en numerosas ocasiones, refiriéndose a él como un lugar de “llanto y rechinar de dientes” (Mt 25,30), como “el fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt 25,41) y como el destino de aquellos que mueren en estado de pecado mortal sin arrepentimiento”.

A quien duda de la existencia del infierno o no cree que haya nadie en él, porque contradice a un Dios misericordioso, se le responde lo siguiente:

  1. Dios no quiere la condenación de nadie, pero respeta la libertad humana.
  • La Escritura dice que Dios “quiere que todos los hombres se salven” (1 Tim 2,4), pero también respeta la libertad de cada persona.
  • En su infinita misericordia, Dios ofrece la salvación a todos, pero no la impone. Si una persona rechaza a Dios de manera deliberada y final, Dios respeta esa decisión.
  1. Jesús advierte del peligro real de la condenación.
  • Jesús dice que el camino de la perdición es ancho y muchos entran por él, mientras que el camino de la vida es estrecho y pocos lo encuentran (Mt 7,13-14).
  • Si el infierno existiera, pero estuviera vacío, las advertencias de Jesús no tendrían sentido.
  1. El Magisterio de la Iglesia enseña que algunas almas han sido condenadas.
  • Aunque la Iglesia nunca ha declarado oficialmente que una persona concreta esté en el infierno, sí enseña que algunas almas pueden condenarse.
  • El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que “la enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden inmediatamente después de la muerte al infierno”.

Negar la posibilidad de que haya alguien en el infierno sería minimizar la seriedad de la libertad humana y de la justicia de Dios. La misericordia divina es infinita, pero también lo es el respeto por nuestra libertad.

El infierno es una consecuencia de la libertad con la que Dios ha dotado a los seres humanos.

  1. Dios ha creado al hombre libre, y la libertad implica responsabilidad.
  • La libertad no es un simple derecho de hacer lo que se quiera, sino la capacidad de elegir el bien o el mal.
  • Si el hombre puede elegir amar y obedecer a Dios, también puede rechazarlo libremente.
  1. El infierno es la elección definitiva de apartarse de Dios.
  • El Papa Juan Pablo II enseñó que el infierno “no es una imposición de Dios, sino la consecuencia de la libre elección del hombre que se aparta de Dios”.
  • No se trata de que Dios “envíe” a alguien al infierno, sino de que algunos deciden rechazarlo radicalmente, y Dios respeta su decisión.
  1. La eternidad del infierno es consecuencia de la eternidad de la elección.
  • La libertad del hombre no desaparece con la muerte. Al morir, su decisión por Dios o contra Dios queda fijada para siempre.
  • El Catecismo enseña que después de la muerte no hay oportunidad de arrepentimiento.

El infierno siendo una realidad terrible, también es la manifestación última del respeto absoluto que Dios tiene por la dignidad del ser humano como criatura libre, capaz de elegir su destino eterno.

Hasta la semana que viene, si Dios quiere.

Pbro. Eduardo Michel Flores.