Una vez una joven me preguntó: “Padre, ¿es lo mismo orar que rezar? Porque me han dicho que no es lo mismo, y yo, como no conozco la diferencia, mejor quise venir a preguntarle”, entonces yo le respondí: “La diferencia entre “orar” y “rezar” es muy sutil, muchas veces se utilizan de manera intercambiable. Sin embargo, hay distinciones en el uso habitual.
– Orar se entiende como una forma de comunicación con Dios. Involucra una conversación interior y personal, donde se expresa a Dios lo que se siente y se piensa. Es un diálogo directo con Dios.
– Rezar, por otro lado, se suele asociar con la recitación de oraciones preformuladas, como el “Padre Nuestro” o el “Ave María”. No obstante, rezar también puede incluir una dimensión espiritual profunda si se hace con intención, atención y devoción”
Algunos critican el uso de oraciones repetitivas como la del Santo Rosario, argumentando que en Mateo 6,7, Jesús enseña: “Y al orar, no usen vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos”. Interpretan que esto condena cualquier oración repetitiva, y señalan que el rezo del Santo Rosario cae en esa categoría.
Pero, si lo apreciamos bien, ese mismo versículo aclara que Jesús se está refiriendo a los paganos que creen que por decir tanta palabrería serán escuchados, los paganos pensaban que la oración era como una especia de rito mágico.
El rechazo de Jesús no es a “repetir palabras”, sino que rechaza que esa repetición se haga sin una profunda interioridad, como si fuera una obligación a la que hay que darle cumplimiento. Jesús rechaza lo que es “vano” (hueco, vacío), no la repetición.
La oración de repetición fue enseñada por el mismo Jesús, cuando el Apóstol Pedro le dijo: “Maestro, enséñanos a orar”, Jesús le respondió: “Ustedes, pues, oren así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan…” (Mt 6,9-13).
Jesús dice a sus discípulos: “Ustedes pues oren así” y con eso afirmaba que podían usar esa oración cada vez que quisieran orar al Padre. Viendo esto ¿entonces será malo rezar repitiendo el Padre Nuestro, si fue una enseñanza del mismo Jesús?
Para nosotros los católicos, el Santo Rosario no es visto como una simple repetición mecánica de palabras, sino como una oración contemplativa. Cada “Ave María” se reza mientras se meditan los misterios de la vida de Cristo, como su nacimiento, pasión y resurrección. De esta manera, se busca centrar el corazón y la mente en Cristo a través de María, utilizando la repetición como un medio para profundizar en la meditación.
Respecto al fundamento bíblico, hay muchas prácticas de fe que no están explícitamente en la Biblia, pero tienen su raíz en la tradición apostólica y en el desarrollo de la vida espiritual a lo largo de los siglos.
Cabe señalar que la repetición no es extraña a la Sagrada Escritura: en los Salmos, se encuentran numerosas expresiones repetitivas. En el Apocalipsis se describe cómo los ángeles en el cielo repiten sin cesar: “Santo, santo, santo, el Señor Dios Todopoderoso” (Ap 4,8).
Orar y rezar a veces se usan como sinónimos, pero pueden diferenciarse si se considera que rezar es servirse de oraciones existentes para comunicarse con Dios y orar es hablar con espontaneidad con Dios, ambas formas son válidas y legítimas para dirigirse a Dios, todo dependerá de la sensibilidad de cada persona.
Hasta la semana que viene, si Dios quiere.
Pbro. Eduardo Michel Flores.
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