En cierta ocasión una señora joven me preguntó: “Padre, ¿Cómo puede un padre de familia hacerle daño a su propio hijo?”, yo le respondí: “¿Por qué me pregunta eso?, entonces ella me dijo: “Padre, lo que le voy a contar es muy doloroso y me da mucha vergüenza decirlo, pero es la verdad, mi padre murió hace poco, pero hay un sucio secreto que se llevó a la tumba, y es que mi padre abusó de mí cuando yo era muy pequeña, es un recuerdo que tengo muy marcado de mi niñez, durante mucho tiempo lo bloquee en mi mente, pero hace poco, al escuchar por la televisión una noticia de un hecho similar ocurrido recientemente, recordé de pronto esa experiencia traumática de mi infancia y sentí una profunda tristeza y mucho coraje contra mi papá, aunque ya haya muerto”, entonces yo le interrumpí para preguntarle: “Y en aquel entonces ¿no recuerda haberle dicho a nadie lo que pasó?”, ella me contestó: “Déjeme decirle padre que realmente no es fácil para un niño hablar con alguien después de haber vivido una situación tan dolorosa como esa, yo recuerdo que me daba miedo siquiera decírselo a mi madre, pensaba que no me creería y que tal vez se enojaría conmigo o hasta me castigaría, pero un día me armé de valor, y fui y le platiqué a mi madre lo que había pasado”, entonces yo la interrumpí para preguntarle: “Y ¿cómo lo tomó? ¿le creyó?”, ella me respondió: “Padre, desgraciadamente, cuando le conté a mi madre, me di cuenta que ella ya lo sabía, porque cuando le dije lo que había pasado se puso muy seria y muy pálida y no dijo nada, no necesitó decirlo, bajó la mirada, hizo como que no le había dicho yo nada y se fue, a partir de ahí comprendí que yo estaba sola y que nadie podía ayudarme, guardo por eso un fuerte sentimiento de desprecio y rabia contra mi padre, pero también siento gran rechazo hacia mi madre, porque me dejó a mi suerte y no hizo nada para protegerme; sé que eran otros tiempos, y mi madre fue educada a la antigua, es decir, en un mundo donde el padre de familia era un verdadero patriarca cuya autoridad no se podía cuestionar y de cuya moral no se podía dudar, nadie podía cuestionar su autoridad ni sus decisiones, por eso no sé si odiar a mi mamá o simplemente compadecerme de ella por todo lo que sufrió”, yo le dije: “Qué experiencia tan dolorosa y difícil, no puedo ni siquiera imaginar lo que usted experimentó en aquel tiempo al ser traicionada por quien debía cuidarla y protegerla, respondiendo a su pregunta ‘¿cómo puede un padre de familia hacer daño a su propio hijo?’ lo que puedo decirle es que a las personas bien nacidas nos resulta inconcebible e impensable que un padre de familia le haga daño a su propio hijo, es absurdo, es contrario a la naturaleza, pero desgraciadamente es el resultado de la maldad del pecado en la vida del hombre, sin embargo, lo que le aconsejo a usted es tratar de perdonar de corazón a su padre por su nefasta acción y a su madre por su cómplice inacción, el juicio de ambos déjeselo a Dios”, entonces ella me dijo: “Lo intentaré padre, pediré la ayuda de Dios para poder hacerlo, le agradezco mucho que me haya escuchado, ya solo eso me ha dado un gran alivio”, yo le dije: “Al contrario, estoy para servirle siempre que lo requiera”.

Qué abominable crimen cometen los padres de familia cuando abusan de sus propios hijos, es verdaderamente monstruoso que un progenitor dañe a su propio hijo, es inconcebible, verdaderamente inexplicable, sin embargo, desgraciadamente sucede y más frecuentemente de lo que nos imaginamos, dicen las estadísticas que la mayor parte de abusos contra menores se comenten en su propia casa, o por los padres, o por un hermano o por un tío, en todo caso es igualmente reprobable, se trate de quien se trate, porque como dijo Jesús, “a quien escandalice a uno de estos pequeños más le valdría ser arrojado al fondo del mar con una piedra de molino atada al cuello” (Mc 9,42), es por tanto verdaderamente inexcusable quien comete semejante atrocidad, y quien se entera de un acto tan perverso debe denunciarlo inmediatamente, así se trate de su propio marido, porque es imperdonable que un padre de familia dañe a su propio hijo.

Que Dios los bendiga. Nos leemos la próxima semana.

Pbro. Eduardo Michel Flores.