Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Y cuando Yo te tenga que guiar por un camino diferente al que vas, Yo te prepararé, te llevaré en brazos; dejaré que te encuentres, como cuando un niño duerme en brazos de su madre, al otro lado del río. Lo que te preocupa y te duele inmensamente son: tu razón, tus pensamientos y preocupaciones y tu deseo de afrontar lo que te afecta.
Oh Jesús, yo me rindo a Ti, me abandono en Ti, ¡ocúpate de todo! (Repítelo 10 veces)
María, Madre mía, soy tuyo ahora y siempre.
A través de ti y contigo, siempre quiero pertenecer completamente a Jesús. Amén.
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